lunes, 20 de abril de 2015

¿Conoces la ortorexia?




La ortorexia es la preocupación excesiva por la comida saludable.




 Cuando hablamos de ortorexia nos referimos a un trastorno de alimentación caracterizado por una preocupación excesiva  por consumir comidas o alimentos saludables o cocinados de una manera y con unos utensilios determinados. Tres causas son las que que pueden conducir a la ortorexia:

  • La obsesión por las dietas
  • El miedo a comer alimentos "tratados" o considerados no saludables
  • La obsesión la imagen y el aspecto físico

Las personas con ortorexia tienden a comer de manera aislada, experimentan una gran ansiedad si tienen que comer en situaciones sociales (ej: en un restaurante); si al final comen algo que no entra dentro de lo que son "sus alimentos" desarrollan un sentimiento de culpabilidad importante y además centran toda su preocupación en la calidad de los alimentos, sin disfrutar del placer inmediato de la comida. Nos recuerda a la anorexia, pero la diferencia está en la preocupación por la cantidad (anorexia) vs preocupación por la calidad (ortorexia).

Como el resto de problemas de alimentación, la ortorexia también tiene una serie de consecuencias:
  • Físicas: falta de algunos nutrientes al consumir sólo ciertos alimentos.
  • Aislamiento social: La preocupación hace que la persona pase mucho tiempo planificando lo que va a comprar, cómo lo va a hacer, qué es lo que va a hacer... Además evitan cualquier plan que implique comer fuera de casa, debido a la gran ansiedad y al sentimiento de culpabilidad que experimentan si lo aceptan.
  • Emocionales: alteraciones en el ánimo  
  • En algunos casos puede ocurrir que se enseña a los hijos a estar centrados en la calidad de la comida, por lo que desde pequeños pueden empezar a desarrollar cierta preocuopación, que probablemente lleguen a mantener a edades más avanzadas. 
  •  El excesivo control y la excesiva preocupación por la comida saludable hace que personas del entorno que no tienen este tipo de obsesión recurran a comer "alimentos prohibidos" con mayor frecuencia y en mayores dosis. Es totalmente contraproducente, puesto que puede conducir a otros problemas de alimentación más severos y con mayores alteraciones emocionales.

Lo ideal es mantener hábitos  de vida saludables (alimentación equilibrada y práctica de ejercicio físico). En ello se basa la terapia psicológica desde la perspectiva cognitivo conductual, ayudando a la persona con ortorexia a modificar sus hábitos y conductas, ayudando a cambiar y controlar los pensamientos obesivos y la preocupación excesiva, teniendo en cuenta todas las psicopatologías asociadas que pueden favorecer al mantenimiento del problema: ansiedad, depresión, baja autoestima...


 


lunes, 13 de abril de 2015

El Síndrome del Emperador


Actualmente se conoce como Síndrome del Emperador aquel en el que los niños se convierten en los "amos indiscutibles" de la familia ya desde pequeños, sometiendo al resto de personas, principalmente a aquellas conocidas, a sus caprichos y exigencias. Tienen un comportamiento manipulador y utilizan gritos, lloros, amenazas y agresiones físicas y psicológicas como medio de conseguir aquello que quieren. Se podría decir que tienen la empatía menos desarrollada que el resto de niños de su edad, por lo que les cuesta reconocer las emociones que podrían desencadenar en el resto de las personas: culpa, perdón, pena...

Las principales caractertísticas de estos niños son el egocentrismo y la baja tolerancia a la frustración, por lo que no consienten que no se cumpla con aquello que exigen o demandan. Estos comportamientos tienen consecuencias negativas en el ámbito familiar y en el ámbito escolar, ya que en este último sus exigencias tienden a ser todavía menos satisfechas.

A diferencia de otros, el Síndrome del Emperador tiene principalmente una causa psicosocial. Es habitual en los niños que reciben una educación excesivamente permisiva, en los que los límites y las normas no están claras, no son realistas y/o además no reciben ninguna consecuencia ni positiva ni negativa por su comportamiento. También puede encontrarse en niños en los que carecen de la afectividad necesaria por falta de tiempo o una disminución del tiempo de interacción y juego con las figuras de apego, de forma que los comportamientos que pueden empezar como una llamada de atención se pueden acabar convirtiendo en un estilo de actuación y comportamiento.

Un factor muy influyente en la actualidad es la sociedad actual de consumo. Se educa a los niños en el placer inmediato y en el disfrute como valores irrenunciables, aumentando así su intolerancia a la frustración.

Como vemos, la educación que reciba el niño va a reforzar en mayor o menor medida su comportamiento. Si los niños aprenden a actuar en función de pautas conductuales y morales sin límites externos, en la adolescencia todavía va a resultar más complicado cambiarlo, puesto que ya hay una historia de aprendizaje previa. En los casos más extremos, podemos hablar de agresiones físicas a padres y familiares.

En conclusión, una buena educación no debe renunciar a la existencia de límites claros, a que los niños experimenten cierto grado de frustración para que aprendan que no todo gira sobre ellos y sus demandas y que cada una de las cosas que quieran conseguir, requiere esfuerzo. Así conseguiremos que den más valor a las cosas.





martes, 7 de abril de 2015

La importancia de llevar a cabo una alimentación equilibrada




Modificar hábitos y sustituírlos por otros más saludables

Una alimentación variada y equilibrada es necesaria para que todos, y en especial los niños, alcancen su máximo rendimiento físico e intelectual. El ritmo de vida actual hace que en muchos casos esta alimentación no sea la más adecuada, pudiendo llevar a problemas posteriores de obesidad, un problema cada vez más creciente en nuestra sociedad.

Algunas investigaciones constatan que en ocasiones los padres no llegan a identificar que sus hijos tienen sobrepeso, por lo que no ponen tampoco las medidas necesarias para intentar subsanar la situación.
Desde un punto de vista psicológico, no hay que esperar a que los niños ganen cada vez más peso para posteriormente ponerlos a dieta, ya que pueden ser las desencadenantes de los trastornos de alimentación y otras psicopatologías: ansiedad, depresión, baja autoestima... Lo más recomendable es modificar hábitos y sustituírlos por otros más saludables (cambios en la alimentación y aumento de ejercicio físico). Por lo tanto, debemos ser conscientes y objetivos ante el problema que pueden presentar nuestros hijos para tomar medidas al respecto.


Os dejamos el enlace donde se publica la investigación anteriormente comentada. http://www.lne.es/vida-y-estilo/salud/2015/04/02/padres-son-objetivos-evaluar-hijo/1736167.html