viernes, 30 de diciembre de 2016

La importancia del vínculo en la primera infancia








El vínculo madre-hijo desde la primera infancia es esencial para dotar de seguridad y confianza al más pequeño



La existencia de un vínculo poco estable en las primeras etapas de vida de los niños y niñas puede generar en ellos miedos e inseguridades, y en algunos casos, timidez extrema y retraimiento.

Cuando el vínculo entre los padres y los hijos no es estable ni seguro podemos hablar de un trastorno del vínculo. Este trastorno suele ser frecuente en casos de abandono, maltrato, adopciones, separaciones etc, pero también en aquellos casos en los que no se dedica tiempo de calidad a los más pequeños.

Las manifestaciones clínicas más comunes que presentan los niños/as que padecen un trastorno del vínculo va desde un gran retraimiento hasta una hiperactividad e impulsividad marcadas.
En ocasiones , estos niños/as tienden a cuestionar las demostraciones de amor y cariño que les dan sus padres e incluso pueden utilizar comportamientos agresivos hacia éstos y hacia sí mismos como manera de reafirmarse. Los problemas de autoestima y la ansiedad suelen ser las patologías que más frecuentemente se asocian a este trastorno.

Las relaciones sociales de estos niños pueden pasar o bien por una incapacidad parar generar relaciones sociales acordes a su nivel madurativo, o por el contrario, por una incapacidad para seleccionar figuras de referencia, de manera que cualquier persona podría convertirse en la figura principal de apego.

La intervención en este tipo de problema va encaminada normalmente a modificar aquellas circunstancias ambientales y familiares ajenas al niño/a que puedan revertir en su beneficio,  así como trabajar toda la parte emocional pasada y actual que le puedan estar afectando. Para ello podemos proponer:

- Actividades que fomenten la inteligencia emocional a partir de la identificación de emociones y el establecimiento de una relación entre emociones y situaciones.

- Aumento de la autoestima mediante juegos que supongan un reto para el niño/a que le ayuden a ganar confianza en sí mismos mediante puzzles, juegos de ingenio etc

- Enseñanza en valores: el respeto hacia uno mismo y hacia los demás, la cooperación, la tolerancia, la solidaridad, la amistad, el amor, el compañerismo,  la honestidad, el perdón, la perseverancia, la valentía, la generosidad etc.

La ansiedad es muy frecuente en estas situaciones. Los comportamientos negativos y hostiles de los niños/as  suelen estar asociados a la misma. Las técnicas de relajación ayudarán a disminuir el nivel de ansiedad que el niño/a presenta.

Existen varios trastornos relacionados con la ansiedad infantil, entre ellos:


  • Fobias 
  • Trastorno de ansiedad generalizada
  • Fobia Social
  • Trastorno de ansiedad por separación
  • Trastorno obsesivo compulsivo
  • Trastorno de pánico
  • Trastorno por estrés postraumático
  • Mutismo 





Psicólogos Oviedo. Psicología Infantil









viernes, 16 de diciembre de 2016

Ruptura de pareja





La ruptura de pareja implica pasar un proceso de duelo en el que recuperarse uno mismo es el objetivo principal



Cuando nos enfrentamos a una ruptura de pareja, en un primer momento, sentimos que el dolor es inmenso y que nunca más conseguiremos recuperarnos, como si tuviésemos atada una soga al cuello que nos hace volver una y otra vez a recordar a la persona y  la situación. Sin embargo, no debemos olvidarnos de que al enfrentarnos a una ruptura nos enfrentamos a pasar un duelo. Cualquier persona es capaz de superar un duelo, con mayor o menor dificultad, siempre y cuando reúna las estrategias necesarias para poder superar la pérdida en función de las necesidades, los valores, la personalidad y las circunstancias externas propias de cada persona.
La aceptación de la situación y de la nueva vida a la que la persona se enfrenta tras una ruptura suele ser el proceso más dificultoso, al menos emocionalmente, al que se expone la persona tras separarse de su pareja. Y sin embargo, una vez que la persona llega a la aceptación es incluso más capaz de aprender a gestionar la inseguridad y los miedos que muchas veces aparecen tras terminar una relación de pareja.

El dolor que siente cada persona al terminar una relación de pareja varía en cada persona y depende de distintos factores como son: el grado de enamoramiento, el grado de complicidad, las circunstancias externas que rodean a la persona, la historia de aprendizaje de la persona, la personalidad, las experiencias previas, los apoyos sociales, en definitiva, de los recursos y estrategias que la persona tenga.

Actualmente, la separación o la ruptura de pareja genera en muchos casos trastornos de ansiedad asociados a la incertidumbre y a la pérdida de autoestima e inseguridad que suelen sentir las personas al terminar una relación. Además, si hablamos de relaciones largas, es normal que si estamos habituados a estar en pareja, al terminar la relación, aparezca el miedo a estar solo e incluso a ser incapaz de enfrentarse solo/a a las situaciones de la vida cotidiana.

Por tanto, la aceptación es el primer paso. En este proceso, emociones como tristeza y pena se consideran normales. Sin embargo, según va pasando el tiempo hacer una evaluación de aquellos aspectos de nuestra vida a los que hasta ahora prestamos menos atención para actuar sobre ellos nos ayudará a poco a poco ir sintiéndonos mejor con nosotros mismos.

Estar un tiempo solos, aprender a disfrutar de la soledad, recuperar viejas amistades, viejas aficiones o pensar en aquello que nos gustaría hacer y que en todo este tiempo todavía no hicimos, nos ayudarán a ir recuperándonos poco a poco.

Dejar en el olvido frases o refranes como "un clavo saca a otro clavo" y no convertir la búsqueda imperante del amor en nuestro objetivo más inmediato es fundamental, porque de lo contrario, podremos no elegir a la persona adecuada, llegando a generar alguna relación tóxica y/o de dependencia. Por tanto, la atención no se debe focalizar en buscar pareja sino en recuperarse.

Se trataría de seguir viviendo con ese "dolor", sin que llegue a paralizarnos. Mantenerse activo y actuar sobre aquellas parcelas de nuestra vida que hasta ahora teníamos desatendidas serán el secreto para que poco a poco dicho dolor vaya disminuyendo.




Psicólogos Oviedo. Terapia de Pareja.




lunes, 12 de diciembre de 2016

Depresión, culpa y asertividad

La culpa es una emoción que o bien es la causa de la depresión, o bien, un síntoma de la misma



La culpa es una emoción que puede resultar bastante dañina para la persona que lo experimenta. En primer lugar debemos distinguir entre cuándo la culpa es una emoción normal (conciencia moral) y cuando este sentimiento deja de ser normal y simplemente sirve para atormentarnos. Es normal sentir culpa si hemos hecho algo que no está bien  o si hemos causado daño a otra persona, sin embargo, muchas veces experimentamos esta misma emoción por otros factores como pueden ser: la educación recibida, las presiones sociales, la búsqueda constante de aprobación social etc. Éstos, entre otros factores, nos van influyendo desde niños y contribuyen a la formación de una personalidad determinada que puede favorecer en mayor o menor medida la aparición de dicha emoción a niveles excesivos.

La culpa es una emoción estrechamente relacionada con la necesidad de ser aprobados por los demás. Desde pequeños nuestros padres nos felicitan siempre que nos hayamos portado bien. Como niños una de nuestras mayores pretensiones es la búsqueda de afecto por parte de nuestros padres, lo que nos lleva a esforzarnos constantemente por conseguirlo. A veces este esfuerzo constante se sigue extendiendo en la vida adulta de una forma patológica de manera que la persona al ser rechazada en una situación determinada se siente totalmente responsable y culpable. Por este motivo no es de extrañar que en algunas ocasiones un sentimiento de culpa intenso, ligado a una baja autoestima e inseguridad, puedan ser la causa de una depresión.  En otras ocasiones, el sentimiento de culpa aparece sin ser la causa de la depresión, pero sí como un síntoma de la misma, entendiendo la depresión como una enfermedad marcada por cambios en el estado de ánimo, el pensamiento y el comportamiento. Los síntomas más destacables en un cuadro depresivo son:


  • Pérdida de interés por las personas, las actividades o las cosas.
  • Pérdida de motivación
  • Tristeza
  • Apatía
  • Cansancio
  • Sentimiento de culpa
  • Pérdida de apetito
  • Insomnio o hipersomnia
  • Sentimientos de soledad
  • Problemas de atención
  • Percepción negativa de sí mismo y/o del entorno


A lo largo de los años, investigaciones han concluído que:

  • La culpa se vincula al desarrollo de la conciencia moral de la persona
  • Las personas introvertidas, con carácter obsesivo y con bajas habilidades sociales tienen mayor predisposición para experimentar la culpa en altos niveles.
  • Un apego inseguro o una educación basada en el castigo psicológico provocan intensos sentimientos de culpa


Al igual que hablamos de una estrecha relación entre culpa y depresión, también existe una relación estrecha entre la culpa y la asertividad. Las personas que buscan la aprobación externa y que con tal de complacer a quienes les rodean olvidan sus necesidades, sus deseos, pensamientos y opiniones para ajustarse a las demandas de los demás, tienen mayor probabilidad de experimentar culpa de manera intensa, principalmente en aquellas situaciones en las que no son aprobados o son rechazados externamente.