lunes, 22 de enero de 2018

Miedo al fracaso


El miedo al fracaso puede llegar a ser paralizador.  La aparición de este miedo se da en personas a las que desde pequeñas se les ha hecho responsables de que todo salga bien, concediendo al fracaso un valor negativo.

El fracaso implica miedo. Al sentir miedo, dejamos de hacer, no tomamos decisiones, nos quedamos paralizados. El  no afrontar las situaciones nos aparta de nuestros objetivos y de dar solución a nuestros problemas. En este círculo vicioso entran en juego dos nuevas emociones: la culpa y la ansiedad, que nos mantienen en el círculo miedo-evitación o escape de dichas situaciones, y que a su vez, juegan un papel fundamental en la intensificación del miedo y en no poder tomar decisiones.

Un fallo debe considerarse como un aprendizaje. Es una oportunidad de empezar con más experiencia. Percibir los fallos como fracasos, aumentará los niveles de ansiedad y con ello se afianzará el miedo aún en mayor grado.

El miedo al fracaso suele aparecer en personas perfeccionistas, que necesitan tener la seguridad de que todo va a salir bien y con necesidad de control de las situaciones.























Psicólogos Oviedo.Miedo al fracaso. Ansiedad


lunes, 15 de enero de 2018

Trastornos del comportamiento en niños y adolescentes



"La sociedad actual ha experimentado cambios en las últimas décadas, que afectan a niños y adolescentes y que normalmente suelen relacionarse con la existencia de una baja tolerancia a la frustración, la necesidad de obtener recompensas inmediatas e individualismo, que han incrementado la aparición de los trastornos del comportamiento en niños/as y adolescentes.

Además de ello, existe una precocidad en la aparición de determinadas conductas de riesgo, como son las adicciones, en edades en las que niños/as y adolescentes son especialmente vulnerables.

Las investigaciones han encontrado algunos factores desencadenantes en la aparición de dichos trastornos:


  • Los cambios sociales han contribuído al aumento de problemas de conducta en niños y adolescentes.
  • Las dificultades económicas y laborales que surgen a partir de la crisis hacen que en muchas ocasiones disminuya el tiempo de calidad que se dedica a niños y adolescentes.
  • A día de hoy muchas de las actividades extraescolares que realizan los niños pasan por estar conectados durante horas a tecnologías: televisión, tableta, internet, consolas... con las que se consigue la recompensa inmediata y se dejan de lado valores necesarios como son el esfuerzo y la constancia para obtener un resultado o marcarse un objetivo.
  • Existen algunas patologías asociadas a estos problemas de comportamiento, como el TDAH o el trastorno negativista desafiante.
  • A veces existe una escasa coordinación entre los contextos en los que se desarrollan los niños/as y los adolescentes (escolar y familiar).
  • El tratamiento farmacológico sigue siendo en un alto porcentaje de casos la primera opción de tratamiento, sin que la familia reciba orientaciones de cómo afrontar las crisis , problemas etc que se puedan derivar."



Información extraída del siguiente enlace: http://www.infocop.es/view_article.asp?id=6046










viernes, 5 de enero de 2018

Consecuencias emocionales en niños/as del proceso de separación o divorcio




El divorcio o separación supone una fuente de estrés para niños/as y adolescentes.




Los procesos de separación o divorcio son una fuente de estrés para los/las niños/as y adolescentes.
Muchas veces ocurre que en el mismo proceso interfieren variables emocionales no gestionadas correctamente por parte de los progenitores y que inconscientemente, en ocasiones, acaban interfiriendo en las decisiones que se toman, siendo el niño/a quien acaba sufriendo emocionalmente.

Intentar dejar de lado los motivos de la separación o aprender a gestionar correctamente las emociones derivadas del propio proceso es fundamental para dar a los niños/as la mayor tranquilidad y seguridad posible, ya que uno de los principales miedos que sienten los niños ante la nueva situación está relacionado con la idea de considerar que algo va a cambiar o pensar que su rutina  puede no ser la misma.

Hablar con los niños abiertamente de la decisión tomada y sobre todo no hacerles responsables de la decisión,  les ayudará a aceptarla con normalidad. Normalmente se recomienda que los dos miembros de la pareja estén presentes y se les de la mayor tranquilidad posible, insistiendo en la idea de que independientemente de esta decisión, podrán contar con ambos para lo que necesiten y que podrá seguir viendo y que ninguno dejará de quererles. No es necesario entrar en detalles de por qué se ha llegado a tomar esta decisión, sobre todo si hablamos de niños/as pequeños.

Las consecuencias emocionales que se derivan de un proceso de separación mal gestionado pueden ser:

  • Ansiedad
  • Depresión
  • Inseguridad
  • Baja autoestima
  • Sentimientos de culpa
  • Estrés
  • Miedos 
  • Aumento de irritabilidad, agresividad
  • Enuresis, encopresis
  • Tristeza
  • Sentimiento de soledad