viernes, 18 de agosto de 2017

Suicido en adolescentes







La depresión puede llevar a una persona (adulta o adolescente) a tener ideas de suicido 

"1,2 millones de adolescentes ( de 10 a 19 años) fallecen por causas evitables , encontrándose entre ellas el suicidio como una de las principales, y dándose la mayor parte de estas causas en los países en vías de desarrollo.

En 2015 se suicidaron un total de 67149 adolescentes, siendo la primera causa de muerte entre adolescentes en Europa y la segunda causa de muerte en el Sureste asiático.

Entre las principales causas de muerte entre  chicas adolescentes (de 15 a 19 años) se encontraron las complicaciones relacionadas con el parto y con el aborto.

Mejoras en salud y educación , así como la prevención de ciertos factores de riesgo ( inactividad física, mala alimentación, comportamientos sexuales de riesgo) , que se inician en la adolescencia pueden acarrear consecuencias psicológicas importantes en la vida adulta si no se saben gestionar adecuadamente."  (Información extraída de la Revista Infocophttp://www.infocop.es/view_article.asp?id=6966&cat=47)









Psicólogos Oviedo. Depresión adolescentes. Suicidio








jueves, 10 de agosto de 2017

¿Cuándo buscar ayuda profesional?


La tristeza es un síntoma de algunas patologías psicológicas




En la actualidad sigue siendo costoso pedir ayuda profesional cuando nos referimos a un problema psicológico o mental. Las enfermedades psicológicas y mentales siguen aún estando estigmatizadas por la sociedad y eso hace que personas que verdaderamente lo necesitan no se atrevan a pedir ayuda. Esto hace que no sean diagnosticadas ni reciban el tratamiento que necesitan para vivir mejor.

Muchas veces, la persona tampoco es consciente de lo que está pasando y suele atribuirlo a una mala etapa en su vida o simplemente va camuflando las emociones y sentimientos que el problema le genera, especialmente de cara al exterior.




Es muy común que si una persona tiene fiebre y dolor de garganta acuda tras varios días a un especialista. Lo mismo debería hacer una persona que siente una tristeza recurrente durante algún tiempo. Como vemos, en ambos problemas (médicos y psicológicos) podemos estar pendientes de síntomas que debemos atajar, ya que si no lo hacemos, en ambos casos, se agrava el problema. La diferencia fundamental entre ambos está en que mientras en el primero es algo normal y está bien visto socialmente pedir ayuda, en el segundo, la sociedad hace que la persona no la busque  con tanta naturalidad y si lo hace, en muchos casos, no quieren que su entorno sepa de ello.

La persona a veces también puede sentir vergüenza por estar afectada por un problema determinado y en vez de plantearse buscar la ayuda correspondiente para solucionarlo, se culpa por sentirse afectada y mal y se compara con otras personas que se enfrentan con éxito al mismo problema. Es importante que tengamos claro que a cada persona le afecta un tipo de problema distinto (sea cual sea) y que a veces, dependiendo de las circusntancias que atravesemos, no somos capaces de afrontarlo. Y nadie tiene la culpa de ello ni somos menos que otra persona por no saber cómo actuar en ese momento determinado.

Debemos estar alerta a nuestros síntomas e intentar consultar con un profesional si:

  • Sentimos tristeza recurrente
  • Nos valoramos poco a nosotros mismos (baja autoestima)
  • Tenemos síntomas de estrés y ansiedad (taquicardia, sensación de ahogo, nudo en el estómago, problemas para comer y/o dormir, entre otros).

  • Sentimos una angustia recurrente

  • Sentimos miedo e inseguridad
  • Tenemos una negatividad y un pesimismo constante

  • Experimentamos un sentimiento de vacío 
  • Nos encontramos sin energía, sin ganas de nada
  • Tenemos ideas o pensamientos suicidas
  • Estamos de mal humor y tenemos conflictos o riñas frecuentes/ habituales  




"La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades" (OMS).

jueves, 3 de agosto de 2017

Miedo a la oscuridad


El miedo a la oscuridad puede convertirse en una fobia que acaba generando mucho malestar en la persona que lo padece, ya sea niño, adolescente o adulto.

Se trata de un miedo irracional, muy fuerte sobre la oscuridad. Al llegar a considerarse una fobia, se encuadra dentro de los trastornos de ansiedad, por lo que la persona que tiene esta fobia tiene una ansiedad extrema, que al no conseguir gestionar, es la que acaba manteniendo el miedo a medio y largo plazo, a pesar de que a corto plazo la persona podría haber encontrado alguna estrategia alternativa para aliviar la ansiedad del momento. Un ejemplo de una estrategia así podría ser la que emplean habitualmente los niños cuando tienen miedo , que es dormir todas las noches en la cama con sus padres. De esta manera el niño sí llega a dormir, pero es incapaz de hacerlo cuando no están sus padres o si tiene que dormir solo.

Esta fobia puede interferir mucho en la vida de la persona que lo padece, porque no llegan a conseguir descansar bien, afectando también a las personas que tienen alrededor. El no poder conciliar el sueño adecuadamente les genera más cansancio durante el día. puede que incluso ya desde que empieza a oscurecer aumenten sus niveles de ansiedad e incluso disminuya su estado de ánimo. Puede que además estos síntomas no solo se produzcan cuando llega la noche sino que también pueden ocurrir en cualquier lugar que se encuentre oscuro o con poca luz. No es poco habitual que cuando la persona se expone a estos lugares oscuros sufra una crisis de ansiedad.  Finalmente pueden acabar evitando este tipo de lugares.

Normalmente el miedo a la oscuridad suele desaparecer con la edad. Sin embargo, hay adultos que aún lo experimentan. En estos casos es mejor que la persona reciba tratamiento.

Las causas de esta fobia suelen encontrarse en la infancia. Una experiencia traumática puede ser el punto de partida de este problema, desarrollándose por un tipo de aprendizaje asociativo de Condicionamiento Clásico mediante el cual una persona establece una asociación entre un Estímulo Condicionado (EC) y un Estímulo Incondicionado (EI) , siendo el EC capaz de elicitar una Respuesta Condicionada (RC). El aprendizaje vicario (por observación) también tiene gran influencia en el desarrollo de las fobias.

Los síntomas que las personas experimentan cuando tienen una fobia están relacionados con la ansiedad en tres niveles de respuesta:


  • Cognitiva: creencias irracionales, pensamientos negativos, lenguaje interno negativo...
  • Fisiológica: tensión muscular, dolor de cabeza, dolor de estómago, dificultad para respirar, aumento de sudoración, taquicardias etc
  • Conductual. Normalmente existe evitación.

El tratamiento más eficaz a día de hoy para el tratamiento de las fobias es el Cognitivo Conductual, con la combinación de técnicas de relajación y técnicas de exposición, unidas al debate de pensamientos.