El miedo a la oscuridad puede convertirse en una fobia que acaba generando mucho malestar en la persona que lo padece, ya sea niño, adolescente o adulto.
Se trata de un miedo irracional, muy fuerte sobre la oscuridad. Al llegar a considerarse una fobia, se encuadra dentro de los trastornos de ansiedad, por lo que la persona que tiene esta fobia tiene una ansiedad extrema, que al no conseguir gestionar, es la que acaba manteniendo el miedo a medio y largo plazo, a pesar de que a corto plazo la persona podría haber encontrado alguna estrategia alternativa para aliviar la ansiedad del momento. Un ejemplo de una estrategia así podría ser la que emplean habitualmente los niños cuando tienen miedo , que es dormir todas las noches en la cama con sus padres. De esta manera el niño sí llega a dormir, pero es incapaz de hacerlo cuando no están sus padres o si tiene que dormir solo.
Esta fobia puede interferir mucho en la vida de la persona que lo padece, porque no llegan a conseguir descansar bien, afectando también a las personas que tienen alrededor. El no poder conciliar el sueño adecuadamente les genera más cansancio durante el día. puede que incluso ya desde que empieza a oscurecer aumenten sus niveles de ansiedad e incluso disminuya su estado de ánimo. Puede que además estos síntomas no solo se produzcan cuando llega la noche sino que también pueden ocurrir en cualquier lugar que se encuentre oscuro o con poca luz. No es poco habitual que cuando la persona se expone a estos lugares oscuros sufra una crisis de ansiedad. Finalmente pueden acabar evitando este tipo de lugares.
Normalmente el miedo a la oscuridad suele desaparecer con la edad. Sin embargo, hay adultos que aún lo experimentan. En estos casos es mejor que la persona reciba tratamiento.
Las causas de esta fobia suelen encontrarse en la infancia. Una experiencia traumática puede ser el punto de partida de este problema, desarrollándose por un tipo de aprendizaje asociativo de Condicionamiento Clásico mediante el cual una persona establece una asociación entre un Estímulo Condicionado (EC) y un Estímulo Incondicionado (EI) , siendo el EC capaz de elicitar una Respuesta Condicionada (RC). El aprendizaje vicario (por observación) también tiene gran influencia en el desarrollo de las fobias.
Los síntomas que las personas experimentan cuando tienen una fobia están relacionados con la ansiedad en tres niveles de respuesta:
- Cognitiva: creencias irracionales, pensamientos negativos, lenguaje interno negativo...
- Fisiológica: tensión muscular, dolor de cabeza, dolor de estómago, dificultad para respirar, aumento de sudoración, taquicardias etc
- Conductual. Normalmente existe evitación.
El tratamiento más eficaz a día de hoy para el tratamiento de las fobias es el Cognitivo Conductual, con la combinación de técnicas de relajación y técnicas de exposición, unidas al debate de pensamientos.
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