El divorcio o separación supone una fuente de estrés para niños/as y adolescentes. |
Los procesos de separación o divorcio son una fuente de estrés para los/las niños/as y adolescentes.
Muchas veces ocurre que en el mismo proceso interfieren variables emocionales no gestionadas correctamente por parte de los progenitores y que inconscientemente, en ocasiones, acaban interfiriendo en las decisiones que se toman, siendo el niño/a quien acaba sufriendo emocionalmente.
Intentar dejar de lado los motivos de la separación o aprender a gestionar correctamente las emociones derivadas del propio proceso es fundamental para dar a los niños/as la mayor tranquilidad y seguridad posible, ya que uno de los principales miedos que sienten los niños ante la nueva situación está relacionado con la idea de considerar que algo va a cambiar o pensar que su rutina puede no ser la misma.
Hablar con los niños abiertamente de la decisión tomada y sobre todo no hacerles responsables de la decisión, les ayudará a aceptarla con normalidad. Normalmente se recomienda que los dos miembros de la pareja estén presentes y se les de la mayor tranquilidad posible, insistiendo en la idea de que independientemente de esta decisión, podrán contar con ambos para lo que necesiten y que podrá seguir viendo y que ninguno dejará de quererles. No es necesario entrar en detalles de por qué se ha llegado a tomar esta decisión, sobre todo si hablamos de niños/as pequeños.
Las consecuencias emocionales que se derivan de un proceso de separación mal gestionado pueden ser:
- Ansiedad
- Depresión
- Inseguridad
- Baja autoestima
- Sentimientos de culpa
- Estrés
- Miedos
- Aumento de irritabilidad, agresividad
- Enuresis, encopresis
- Tristeza
- Sentimiento de soledad
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