martes, 16 de mayo de 2017

Ansiedad por la comida: efecto craving y depresión

Las personas con depresión pueden aumentar el consumo de dulces y chocolates




Todas las personas hemos experimentado en algún momento sentir ansia por la comida. Como con cualquier otra sustancia, cuando nos referimos a la comida, también podemos llegar a experimentar un proceso de craving. Se conoce el efecto craving como el conjunto de estados motivacionales, psicológicos y fisiológicos que promueven la búsqueda de sustancias y la consiguiente realización de conductas de ingesta o consumo de esas sustancias, ya sea comida o drogas ( Cepeda, Benito, Gleaves, Williams, Erath 2000).

Muchas personas manifiestan ansia por algún alimento determinado, sin embargo, no todas ellas llegan a tener una patología relacionada con los trastornos de alimentación. El límite entre cuándo llega a existir un trastorno de alimentación o sólo hablamos de ansia por la comida es difícil de establecer. Se ha demostrado que el ansia por la comida mantiene una estrecha relación con los atracones existentes en la bulimia nerviosa.

¿Cuál es la causa de que se produzca el ansia por la comida?

Los modelos homesotáticos justifican la existencia de la ansiedad por la comida por la existencia de un desequilibrio biologicista en los niveles de serotonina que se intentan aportar mediante el consumo de un alimento determinado. Normalmente este alimento es o un carbohidrato o dulces.

Por condicionamiento clásico ante estímulos contextuales, es decir, las persona asocia un lugar determinado o un comportamiento determinado con comer ese alimento. Por ejemplo, llegan las diez de la noche y María se sienta a ver su serie preferida en el sofá. Siempre que llega esa hora y ve su serie preferida, come un trocito de chocolate. La mayor parte de los días María afirma no sentir más hambre porque ya ha cenado, sin embargo, es incapaz de perdonar ese trocito de chocolate debido a la asociación ante estímulos contextuales tan grande que ha ido aprendiendo María.

Por el condicionamiento clásico ante la anticipación de cierto estado de ánimo.

Sea cual sea la causa, bien por condicionamiento contextual o por desequilibrio biológico, el alimento apetecible hace creer a la persona que recupera el equilibrio a través de su ingesta.


¿Por qué solemos elegir carbohidratos o dulces y grasas?

Algunos investigadores responden a esta pregunta centrándose en que existe un mecanismo destinado a compensar el desequilibrio biológico provocado por la existencia de un déficit de serotonina, que está relacionada con los estados de ánimo. Podemos decir que existiría una especie de efecto craving ante este tipo de alimentos para compensar este desequilibrio biológico.

Por otro lado, otros investigadores defienden que el aumento en los niveles de serotonina que se producen cuando la persona ingiere estos alimentos son tan pequeños que no podría explicarse como compensador del déficit sino que la ingesta de estos alimentos se considera un premio que alivia ese estado de ánimo negativo de la persona.


Aumento del ansia por la comida y depresión:

El aumento en los niveles de ansia por la comida también se ha relacionado con los trastornos del estado de ánimo, en especial con la depresión. Mientras que la anhedonia o incapacidad para experimentar placer es un síntoma muy claro en la depresión, parece no estar tan claro que ocurra en relación a la comida, sino que muchas personas deprimidas pueden experimentar un aumento considerable de la conducta alimentaria.
Los estudios han encontrado que los estados depresivos provocan una total desinhibición sobre la conducta alimentaria , pudiendo por este motivo llegar a aumentar su peso.


¿Qué pasa cuando queremos comer y no podemos?

En este caso se produce un aumento del craving debido a que entrar en juego tanto procesos automáticos como procesos no automáticos. Por ejemplo, una persona que desea comer chocolate y no tiene en el armario. Al no tener el alimento que la persona quiere, se activan procesos no automáticos, que aumentan las ganas de ingerir el alimento.
Este mismo ejemplo ocurre en el caso de las dietas o personas que restringen mucho su alimentación. Al no deber comer ciertos alimentos, se activan procesos no automáticos con mayor frecuencia y por este motivo acabamos sintiendo más ganas de comerlo.


En definitiva, llevar una buena alimentación, dormir y tener un buen descanso, practicar ejercicio regularmente , nos ayudará a gestionar mejor la ansiedad por la comida.



(Información extraída del libro: ¿Qué es el ansia por la comida? Silvia Moreno Domínguez, Sonia Rodríguez- Ruiz, Mª Carmen Fernández- Santaella)







Psicólogos Oviedo. Ansiedad. Depresión. Trastornos de alimentación 





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