martes, 11 de septiembre de 2018

Estrés infantil






Enseñar a los niños y niñas que la frustración forma parte de la vida ayudará a que respondan mejor a situaciones de estrés.





Los niños y niñas, al igual que las personas adultas también pueden verse afectados por el estrés del día a día asociado a situaciones externas. ¿ Qué puede causar niveles altos de estrés en niños y niñas?
El exceso de tareas, la existencia de conflictos entre compañeros, los conflictos familiares etc.

Hablamos de estrés infantil cuando se observan reacciones desproporcionadas a nivel emocional en niños y niñas ante situaciones que no son capaces de controlar.
Debemos tener en cuenta que la infancia es una etapa de cambios y de adaptación a los distintos contextos de la vida, principalmente al social con el inicio de la etapa preescolar.

Una buena educación emocional puede ayudar a los niños y niñas a manejar el estrés de una forma adecuada. Ofrecerles alternativas a la hora de resolver conflictos, una correcta organización y planificación del tiempo y actividades, así como servir de modelo ante las dificultades y contratiempos del día a día favorece que los niños crezcan en un entorno de equilibrio emocional.



¿Qué síntomas son indicativos de estrés infantil?


  • Ansiedad
  • Preocupación excesiva
  • Irritabilidad
  • Aparición de nuevos miedos u otros que ya se habían superado, pudiendo ser recurrentes
  • Dificultad para estar solo/a
  • Comportamiento agresivo
  • Aparición de regresiones o comportamientos propios de etapas anteriores del desarrollo que ya se habían superado.


¿Cómo podemos ayudar a los niños a manejar el estrés?

  • Planificar actividades escolares y extra-escolares sin que lleguen a ser excesivas.
  • Asegurarnos que transmitimos seguridad desde el entorno del niño/a.
  • Ser consistentes y consecuentes a la hora de educar.
  • Establecer normas que les permitan conocer qué esperamos de ellos en cada situación concreta.
  • Dedicación de tiempo de calidad, que los niños y niñas sientan que estamos a su lado para escucharles y orientarles según el conflicto que presenten.
  • Jamás debemos ridiculizar ni quitar importancia al problema que presenten, ya que si el niño/a se encuentra afectado es porque para él/ella es algo importante.
  • Dejar todos los días tiempo de ocio y juego sin que se encuentren sometidos a la presión de obligaciones y responsabilidades.
  • Práctica de ejercicio y actividad física.
  • Ayudarles a manejar la frustración de una forma correcta y desde el equilibrio emocional.
  • Introducir la relajación en su rutina habitual desde pequeños
  • Enseñarles a enfrentar y exponerse a situaciones novedosas, y por tanto, a aquellas que puedan causarles miedo e inseguridad.










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