lunes, 8 de febrero de 2016

Dependencia y baja autoestima





Saber decir no  a los demás es una habilidad social necesaria



Hay personas que se pasan la vida pensando más en los demás que en sí mismas, intentando complacer siempre los intereses de los demás por encima de los propios. Son personas a las que recurre todo el mundo cuando se tiene algún problema, cuando no se encuentra una solución o cuando no nos encontramos bien. En un principio, pensamos que hablamos de personas buenas, altruístas, pero... ¿Cuál es el límite entre la generosidad y la dependencia?

Cuando una persona se olvida de sí misma y de sus intereses por priorizar los de los demás, ¿Cómo se acaba sintiendo? Normalmente estas personas acaban experimentando algún grado de ansiedad y frustración considerables al darse cuenta de que han ido dejando su vida por la de los demás, al ver que no reciben la misma respuesta por parte de los otros y que lejos de valorarles, se acaban aprovechando de ellos.

"Una antigua historia cuenta que un joven fue a visitar a un anciano profesor. Y entre lágrimas le confesó: He venido a verte, porque me siento tan poca casa que no tengo ni fuerzas para levantarme por las mañanas. Todo el mundo dice que no sirvo para nada. ¿Qué puedo hacer para que me valoren más? El profesor, sin mirarlo a la cara, le respondió: "Lo siento chaval, pero ahora no puedo atenderte". Primero debo resolver un problema que llevo días posponiendo. Si tú me ayudas, tal vez yo pueda ayudarte a ti."

El joven, cabizbajo, asintió con la cabeza. "Por supuesto, profesor, dime qué puedo hacer por ti". El anciano se sacó un anillo que llevaba puesto y se lo entregó al joven. "Estoy en deuda con una persona y no tengo suficiente dinero para pagarle, le explicó. Ahora ve al mercado y véndelo. Eso si, no lo entregues por menos de una moneda de oro".

Una vez en la plaza mayor, el chaval empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Pero al pedir una moneda de oro por él, algunos se reían y otros se alejaban sin mirarlo. Derrotado, el chaval regresó a casa del anciano. Y nada más verle compartió con él su frustración. "Lo siento, pero es imposible conseguir lo que me has pedido. Como mucho me daban dos monedas de bronce". El profesor, sonriente, le contestó: "No te preocupes. Me acabas de dar una idea. Antes de ponerle un nuevo precio, primero necesitamos saber el valor real del anillo. Anda, ve al joyero  y pregúntale cuánto cuesta. Y no importa cuánto te ofrezca. No la vendas. Vuelve de nuevo con el anillo".

Tras un par de minutos examinando el anillo, el joyero le dijo que era "una pieza única" y que se lo compraba por "50 monedas de oro". El joven corrió emocionado a casa del anciano y compartió con él lo que el joyero le había dicho. "Estupendo, ahora siéntate un momento y escucha con atención",  le pidió el profesor. Le miró a los ojos y añadió: "Tú eres como este aniñño, una joya preciosa que sólo puede ser valorada por un especialista. ¿Pensabas que cualquiera podía descubrir su verdadero valor?". Y mientras el anciano volvía a colocarse el anillo, concluyó: "Todos somos como esta joya, valiosos y únicos. Y andamos por los mercados de la vida pretendiendo que personas inexpertas nos digan cuál es nuestro auténtico valor".

Como vemos en la historia, las personas que suelen estar siempre a disposición de los demás, esconden una inseguridad y una baja autoestima importantes. Por este motivo, son incapaces de marcar límites a las otras personas. En muchas ocasiones, porque ni si quiera saben establecer los suyos propios y dejan que todo el mundo los sobrepase. También podemos decir que son personas que tienen gran dificultad para decir que no a los demás , porque en muchos casos, se sienten culpables al hacerlo.




Psicólogos Oviedo. Autoestima e inseguridad. Dependencia






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