La ansiedad puede llegar a bloquear al estudiante a la hora de hacer un examen |
Enero es un mes de vuelta a la rutina. Es un mes de nuevos propósitos y nuevas ideas, pero enero para muchos es sinónimo de exámenes, empezando para algunos un auténtico calvario. Aparecen sentimientos y emociones distintas, y miedos, que aunque para muchos son identificados como irracionales, no consiguen apartar. Y como sabemos el miedo es una emoción necesaria para sobrevivir, pero si éste se produce en exceso, la persona acaba paralizada y bloqueada. Sumado a ello aparecen síntomas fisiológicos habituales ( temblores, taquicardias, dificultades para dormir...) Un pensamiento habitual en el estudiante es "soy tonto, porque no consigo que las cosas se me queden como me quedaban antes". No debemos olvidar que las capacidades como la atención, memoria o razonamiento disminuyen cuando tenemos ansiedad. Hablamos de ansiedad ante exámenes. Este problema es sufrido, como señalan algunos autores, por aproximadamente entre un
tres y un cinco por ciento de la población universitaria.
Todos necesitamos un mínimo de ansiedad para poder funcionar correctamente, ya que es la que nos permite estar activos. Lo mismo ocurre en los exámenes. El objetivo que nos proponemos no debe basarse en llegar al examen sin nervios, porque en la mayor parte de los casos, por no decir en la mayoría es poco probable que ésto ocurra. Nuestro propósito será en ser capaces de hacer el examen de la mejor manera posible, aunque nos encontremos nerviosos, ser capaces de hacerlo, sin que los nervios nos bloqueen.
Entrenar a la persona en relajación para que sea capaz de controlar la ansiedad que interfiere a la hora de hacer un examen es fundamental. Pero también hay que tener en cuenta otros factores. Numerosos hábitos cambian en la persona cuando llega la etapa de exámenes. Se considera que hay que dormir menos horas, y las comidas pasan a ser rápidas y ricas en grasas e hidratos, lo que también influyen en el estado en que la persona se va encontrando.
La organización y planificación a corto, medio y largo plazo es importante para que la persona no llegue al momento del examen con mucha sensación de agobio y para garantizar mayor sensación de control.
Las técnicas de estudio utilizadas también son un factor a tener en cuenta. No siempre podemos utilizar las mismas técnicas. Deben variar según el tipo de examen al que nos enfrentamos ya que además nos ayudarán a tener un mayor control respecto a la materia estudiada y por ello podemos ir al examen con mayor nivel de tranquilidad.
Es habitual que a pesar de tener todo bajo control ( en cuanto a la materia se refiere) y al ir consiguiendo los objetivos propuestos, no cesen los pensamientos de inutilidad o la sensación de bloqueo. Por ello es necesario que el estudiante sea capaz de comprobar la racionalidad de sus pensamientos y establecer una serie de pensamientos o ideas que le vayan a ayudar con el objetivo de controlar y saber manejar la ansiedad.
A continuación se enumeran las distorsiones cognitivas más frecuentes:
- Sobregeneralización: interpretar los sucesos negativos como modelos de derrota. Por ejemplo, suspender un examen implica no aprobar ninguno más.
• Magnificación y/o minimización: magnificar tus errores y los éxitos de los demás y
minimizar tus éxitos y los errores de tus compañeros. Si suspendes, es un fracaso, pero si
lo hacen tus compañeros no lo ves así; sin embargo, cuando apruebas piensas que es
producto de la suerte.
• Abstracción selectiva: poner toda la atención en un detalle, sacándolo de contexto. Me
estoy examinando y no recuerdo una pregunta, eso significa que voy a suspender.
• Error de adivinar el futuro: las cosas siempre van a salir mal, sin darse la posibilidad de
que sean neutrales o positivas. Un ejemplo típico de esta distorsión es pensar que
irremediablemente se tiene que suspender un examen aún habiendo estudiado.
En resumen, la ansiedad ante los exámenes es un problema frecuente entre universitarios que puede llegar a bloquear y paralizar al estudiante si no sabe qué tipo de estrategias utilizar a la hora de enfrentarse a ellos, además de sufrir las consecuencias y los síntomas físicos y psicológicos de vivir en un estado de ansiedad.
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